domingo, enero 02, 2011

LOS PUEBLOS , LOS QUIJOTES Y LOS PAYASOS

PEDRO FRAGA

Los pueblos los quijotes y los payasos.
Date: Sun, Jan 2, 2011 4:45 pm



Los pueblos, los quijotes y los payasos.



Todas las naciones tienen sus quijotes (y muchos). Son seres excepcionales y desconocidos, que dejan una impronta ignorada en la historia de los pueblos. La grandeza de Cervantes fue haberlos resumidos a todos en un solo personaje.



Tienen también los pueblos sus anti quijotes, estos son ocasionales, esporádicos, y rara vez, absolutamente exitosos.



El Dr. Fidel Castro Ruz, fue el anti-quijote absoluto. Su dimensión histórica es innegable: ¿Cómo no va a ser así, si la humanidad toda disfruta y aúpa una historia enferma, escrita para enaltecer solo a los anti-quijotes?



¿Qué define al anti-quijote? Evidentemente su propuesta oculta: “Yo soy el único quijote”. Y dedicó toda la potencia creativa de su pueblo, a combatir sus fantasmas y visiones personales. Don Quijote de la Mancha, fue más modesto, era mas saludable mentalmente, no convocó a las masas para enfrentar a los molinos de vientos. El era la esencia resumida de los caballeros, combatía sus combates personalmente.



El gobierno cubano, le puso riendas al destino del pueblo, y galopó en círculos durante cincuenta años, al final, cuando la caballería política hizo un alto con su jinete insigne agotado, han desmontado en el mismo punto donde iniciaron el galope. Atrás, todo el acerbo económico, cultural, y existencial del pueblo, acopiado durante sus años previos de existencia, ha quedado como un solar yermo. La oligarquía cubana improvisa su retrogrado discurso actual, desde un presente integralmente estepario.



¿Hay un cambio en el horizonte? ¡OH sí! El anti-quijote se ha colegiado, y a la vez el número de seguidores se ha reducido, solo permanecen fieles los que van a ser beneficiados materialmente. La magia de una visión estrecha y un discurso enardecido pero magro, se ha convertido en tiestos.



La oligarquía cubana luego de cincuenta años de un quehacer apocalíptico, se presenta ahora (paradoja) como la única opción de la estabilidad.



Fueron vanguardia en un salto ilusorio hacia el futuro, y ahora se auto proponen como vanguardia en un salto hacia el pasado. Hay un inconveniente mayor: en esos cincuenta años, el pasado se deterioró, lo que quedan son élites tratando de recomponer los añicos. Lo que están tratando de establecer los oligarcas cubanos es una complicidad incontrovertible con esas élites del capitalismo internacional, en las visperas de un estadio histórico donde este será decretado obsoleto. Tienen razón en sentirse con meritos excepcionales para el experimento, disfrutan de una larga experiencia en caminar sobre ripios existenciales.



En el año cincuenta y nueve Cuba poseía un status estructural idóneo para provocar cambios sociales positivos, las estructuras sociales, eran estables, pero frágiles, susceptibles a las presiones de los diferentes sectores.



Era imposible entonces que hordas auspiciadas por el gobierno, manifestaran agresivamente frente a la casa de otros cubanos por la exclusiva razón de pensar diferente, el resto de la población lo hubiere impedido. Ese simple hecho es suficiente para desear la desaparición absoluta de un gobierno de la faz de la tierra. Si alguien propusiere en un futuro retirarle la nacionalidad a los que han practicado ese quehacer yo tendría dificultades casi insuperables, para oponerme a dicha proposición. No importa la enumeración y listado de los logros de ese gobierno, es cosa de dignidad humana, y esta, no es negociable, y menos, por cuestiones cuantitativas.



Retomando el tema al principio del artículo, la tarea que queda adelante, no es envidiable, el cubano tiene que reeducarse, (todos) en tomar conciencia, a contactar de nuevo el potencial quijote que llevamos dentro, y cultivarlo, dejarlo que se manifieste, sin miedo a la debacle que esto pueda ocasionar. En nuestro estadio evolutivo, la estabilidad absoluta es enemiga de los pueblos. La elite intelectual cubana (de todos los bandos) participa con el gobierno en la negociación del destino de su pueblo. Con mas o con menos conciencia, pero participa.



Tiene suerte la elite gobernante cubana de compartir el escenario político mundial con los payasos de turno que lideran a los otros países, de no ser así, fueren motivo de hazmerreír. Entre la ignominia y la debacle, yo voto por la debacle. En el más cobarde de los casos, no votaría, pero nunca lo haría por la ignominia, me faltaría cobardía para ello.



Pedro Fraga 02/01/11

































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