miércoles, agosto 04, 2010

LA PRENSA Y LOS CINCO

Saludos para todos. Lorenzo Gonzalo
La prensa y los cinco
Por Lorenzo Gonzalo, 2 de Agosto del 2010


La prensa de Miami hace días está enfrascada en presentar la imagen y anécdotas de un preso cubano que fue liberado y enviado a esta ciudad. El señor sufre de neuropatía, una enfermedad que la padecen algunas personas.
En este caso, la enfermedad le surgió mientras guardaba prisión por conspirar con funcionarios de la embajada estadounidense en Cuba. Las autoridades cubanas le dieron atención hasta donde permitía la capacidad técnica de sus hospitales y los escasos recursos que deben repartir entre los pacientes que en la Isla sufren esta enfermedad.

España se ofreció para darle tratamiento pero Siegler rehusó. Cuando Estados Unidos se ofreció a recibirlo, de inmediato aceptó. Tradicionalmente los cubanos que se proclaman disidentes no quieren viajar a otro sitio que no sea Estados Unidos.

Pues bien la prensa de Miami, siempre preocupada por los derechos humanos, que habla de huelguistas en Cuba y no menciona las huelgas de hambre en México, donde dos hombres llevan tres meses haciendo un objetivo reclamo de trabajo; esta prensa, que habla de muertos en huelga de hambre en Cuba, pero no menciona las decenas que han muerto en otros países civilizados como Inglaterra, España, Turquía y otros muchos, le otorgó a Siegler una cobertura de héroe. En cambio, su amor por los derecho humanos ha olvidado a otro prisionero político cubano llamado Gerardo Hernández Nordelo.

Este prisionero, es integrante de los cinco agentes cubanos detenidos y condenados en Estados Unidos, bajo falsos cargos de espionaje.

De todos es conocido que estas cinco personas junto a otras más, se dedicaban a detectar terroristas entre los grupos fanáticos de origen cubano que conspiran y actúan para derrocar al gobierno cubano y en el mejor de los casos para desestabilizar al Estado representados por ese gobierno.

Recientemente, sin que hubiese mediado indisciplina alguna por parte de este recluso ni de ningún otro perteneciente al grupo, fue conducido a un lugar de la prisión que los reclusos llaman “el hueco”. Se trata de un recinto de dos metros por uno, con escasa ventilación proveniente de un orificio en el techo, donde suponen encerrar a quienes se comportan indebidamente. Las temperaturas de Victorville, lugar donde se encuentra la prisión, sobrepasa en estos días los 35 grados centígrados.

Debe señalarse que ninguno de estos cinco prisioneros, cuyos casos fueron politizados y cuya razón de infiltrarse en Estados Unidos fue para detectar terroristas, jamás ha cometido indisciplina alguna durante su cautiverio. Nada de exigencias orientadas a buscar confrontaciones, ni huelgas de hambre, reales o fabricadas. La condena de todos ellos ha sido injusta pero, la solución del caso ha quedado en manos de largas apelaciones que ya se extienden por doce largos años y a través de las campañas internacionales que han podido realizarse a contrapelo de una prensa que se niega a presentar el caso en su justa dimensión.

¿Por qué no hablan de Gerardo que es un caso de lesa violación de los derechos de un prisionero? ¿Por qué no se refieren todos los días a la injusticia de que su familia no puede visitarlo? ¿Por qué no dicen que su señora no ha podido visitarlo en 12 años? ¿Dónde están los derechos humanos de la prensa de Miami y dónde están los derechos humanos de la prensa europea? ¿Dónde están esos derechos?

En el caso de estos prisioneros y especialmente Gerardo Hernández Nordelo, es necesario exponer el caso todos los días en la prensa alternativa e independiente que ha logrado subsistir y desarrollarse en algunos países o regiones del mundo.

No es cuestión de propagandizar el montaje de un circo con ánimos de hacer daño, se trata de impedir a tiempo que una de estas personas, caiga víctima de una enfermedad irreversible.

Las prisiones de Estados Unidos, a diferencia del resto del mundo, utilizan métodos exagerados de reclusión para aquellos que cataloga de peligrosos. Como parte de ese método está la selección arbitraria de quién es peligroso y quién no lo es, sin importar si es criminal, político o resultado del choque de intereses entre países.

Debemos también hacer la aclaración que en Estados Unidos, cualquiera que actúe con violencia contra el estado y conspire contra alguna de sus instituciones, es un criminal.

Estados Unidos no reconoce la categoría política a este tipo de conducta, con lo cual se pierden las consideraciones que ameritan casos como el de los cinco prisioneros anti –terroristas, cuyo cumplimiento de condenas se extiende en estos momentos por más de doce años.

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