viernes, abril 09, 2010

¿MENDOZA COMPRA UN CURUL PARA GANAR POQUITO?

Desde Venezuela


¿MENDOZA COMPRA UN CURUL PARA GANAR POQUITO?

ELIGIO DAMAS

Enrique Mendoza, sin duda es digno hijo de José Eduardo Mendoza “Miralejos”, aquel otrora célebre narrador de la hípica. Quizás por eso, asume la política como juego azaroso.
Su cultura, de un hablar cargado de lugares comunes, galimatías y de cuanta torpeza sea posible, revela su poco interés por aprender nada constructivo; eso quizás se deba a la escuela de jugarlo todo a la pata de un caballo, como se dijese en un tango arrabalero.
La dieta a los congresistas como principio muy loable, pese el paso del tiempo, y tal como funcionan esos organismos, el peso económico para el Estado y el pueblo, en cierto modo se justifica. Basta pensar que, sólo los ricos, empresarios, agiotistas y mercachifles de todos los calibres, irían con regularidad y hasta en cumplimiento cabal a esos organismos si no pagasen. Quien siendo congresante tuviese que bregar duro para cuadrar la arepa para la prole, mujer y él mismo, allí poco iría y sólo en circunstancias trascendentes y con el tiempo medido. Los platudos aprovecharían las circunstancias para cobrarse y darse el vuelto.
Tanto es eso así, que Enrique Mendoza, ofrece pagar para obtener el derecho a ser candidato por Miranda, por encima de Borges, quien cuenta con mayor respaldo de la gente, una cantidad exorbitante que revela que su negocio es otro. La dieta parlamentaria que a muchos quita el sueño, para el hijo de “Miralejos”, es una miseria que sólo usaría para repartir dádivas entre quienes recojan y borren los disparates que por allí vaya tirando.
En efecto, está dispuesto a pagar hasta 810.000 bolívares u ochocientos millones de los viejos, para encabezar la lista de candidatos a diputados opositores en la entidad mencionada. Eso representa 20 (veinte) o más años de salarios de un profesional que trabaje bajo dependencia oficial o privada y demasiado para lo que ganaría en la Asamblea Nacional. Cuantitativamente hablando sería un negocio perdedor. O lo que es lo mismo, lo ofrecido por Mendoza, es una cantidad Saudita.
Tal disposición nos lleva a una serie preguntas:
¿De dónde sacaría tanta plata? ¿Será acaso de sus pasantías por la administración pública, de gobernador, concejal, etc.?
En todo caso no tendría esa riqueza una explicación honorable.
¿Empresarios amigos suyos estarían dispuestos a proporcionarle esa cantidad?
En este caso estaríamos en presencia del fenómeno antidemocrático surgido en Estados Unidos mediante el cual el dinero de los banqueros, invertidos en campañas electorales, vuelve a éstos en dominadores sin restricciones ni disimulos del poder público. Asunto denunciado por congresistas de ese país y el ex candidato presidencial Ralph Nader.
¿Estaría en la jugada el Departamento de Estado?
La respuesta es obvia. Mendoza, en los últimos años, en circunstancias normales escurre el bulto, hasta “desaparece”. Es posible que su incompetencia intelectual tenga que ver con eso. Pero en las coyunturas, de carácter electoral o no, resalta su presencia. Ahora quiere estar en el Congreso Nacional a como dé lugar y cueste lo que cueste. No es que piense ir allí a deslumbrar al país y descoyuntar a sus opositores con su talento.
Pero hagámonos antes de continuar otras preguntas:
¿Si ofrece u ofrecen tanto real para encabezar y no para ir de segundo, no es pensando en que en Miranda perderán?
¿Si pierden en Miranda, no es sensato pensar que peor les iría en la mayoría del país?
¿Cómo gastar tanta plata para en fin de cuenta llegar a la Asamblea Nacional dentro de una fracción esmirriada cuantitativamente y fragmentada conceptualmente?
¿Será acaso que Mendoza, por algo es hijo de “Miralejos”, está cuadrando su próxima candidatura presidencial y siendo así no puede ir de segundo? En este caso ganar o perder da igual.
De lo que duda no cabe, porque es obvio en la cultura del tantas veces mencionado, que la cantidad que ofrece sólo es el valor de un cupón, ficha, billete de lotería o a favor de un caballo bien dateado, del cual piensa sacar miles de veces más. En todo caso no es por la dieta, ni porque algo importante socialmente tenga por decir o hacer.

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