lunes, diciembre 08, 2008

BUSH, ¡QUE TARDE PIASTE PAJARITO!

Desde Venezuela


BUSH, ¡QUE TARDE PIASTE PAJARITO!

Las Confesiones de Bush ¿Estaría sobrio?


ELIGIO DAMAS


¡Que tarde piaste pajarito! De esa manera jocosa, se refirió Luis Herrera Campins, entonces presidente de Venezuela, cuando Jaime Lusinchi, confesó a un periodista que quienes, tanto los representantes del estado, puesto por él mismo, como los representantes del sector bancario y financiero nacional e internacional, habían convenido en la determinación del monto de la deuda pública y la forma de pagarla, le habían engañado.
¡Que tarde piaste pajarito!, es también la expresión más ajustada para referirse a Bush, ahora cuando reconoce, en entrevista concedida a la cadena de televisión ABC, los procederes infames que le llevaron a la invasión de Irak.
No obstante, no admite que la invasión misma, con todas las implicaciones que ello ha tenido, fue un abuso e irrespeto a la soberanía de los pueblos, la condición humana y acto contra la paz mundial, sino que “el mayor error de toda la presidencia” fue fundamentarla en la presunta existencia de armas de destrucción masiva en manos del gobierno de aquel país árabe. Y su paranoia, le lleva más lejos; sin respeto por nada, asegura que lo que el “creyó”, como resultado de los informes de su “inteligencia”, también lo creyeron “muchos líderes internacionales”.
Es decir, lo que “creyeron” Aznar, Blair y otros más de quienes no aguantan dos pedidas, si ellas vienen del Pentágono, tuvo más valor que las dudas y oposiciones, del entonces Papa y la aplastante mayoría de los miembros de la ONU. Organismos y personalidades de la propia sociedad norteamericana, con acceso a fuentes serias y bien informadas, tampoco importaron en la determinación de Bush.
Y es falso de toda falsedad, que la invasión de Irak, obedeció a esos informes de inteligencia hoy calificados oficialmente como errados o al interés de rescatar la democracia secuestrada por Hussein. Y lo es tanto que lo que lamenta es haberse fundamentado erróneamente y no la invasión en sí.
Dice con cinismo “creo que no estaba preparado para la guerra”; y según el redactor de la noticia, se criticó que no hizo campaña para “llegar a toda costa al conflicto bélico”. Esto es como una vuelta atrás, traspiés o pérdida del equilibrio. Lo que de paso es otra falsedad. Veamos los hechos. Bush ordena la invasión de Afganistán, que se pone en práctica el 7 de octubre del 2001, aprovechando las circunstancias de todo orden, empezando el dolor y la rabia justificados, derivados de los sucesos del 11 de septiembre del mismo año. Y después de haber hecho una larga e intensa campaña por el mundo conocida, sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Irak, no encontradas en una inspección previa de la ONU, ordenó la invasión de ese país, ejecutada entre el 19 de marzo al 1º de mayo del 2003. Entonces sólo lamenta no haber motivado al pueblo norteamericano para la guerra- “llegar a toda costa al conflicto- por la simple decisión de su presidente.
El irrespeto del todavía jefe en la Casa Blanca, por la gente que le ha servido y la humanidad toda, llega al extremo cuando se excusa, de una determinación que es casi exclusivamente responsabilidad suya, diciendo que “muchas personas pusieron su reputación en juego” . Y el mismo termina por sentenciar que “Ojalà los informes de inteligencia hubiesen sido diferentes”. La culpa no es suya; lo sugiere quien actuó a contrapelo de la sensatez mundial, sino de otros que le creyeron y de quienes elaboraron unos informes conforme a sus demandas. No se arrepiente por la guerra, solamente le incomoda que le halla fallado la excusa. No fue un embuste suyo, sino de otros. Pero quería la guerra.
Su desprecio por la opinión pública es tal que preguntado si de conocer lo que hoy sabe, hubiese ordenado la invasión, optó por evadir la respuesta y decir que eso sería “especular”. Pero agregó que EEUU no debe salir de Irak “de forma prematura”. Piensa que aún pueden ganar la guerra y de esa manera se justificaría “que las bajas no fueron en vano”. Con esto no hace más que despreciar el sentimiento de los familiares de los soldados estadounidenses muertos en Irak, cuando cree que derrotando a quienes en Irak defienden su territorio, dignidad y derecho a autodeterminarse, se consolarían y aminorarían su dolor.
Bush, en su egolatría, sueña y desea con un triunfo que, él mismo ve como remoto, pero desea para cubrir de alguna forma sus torpezas y le sirva también para justificarse ante quienes cada día ven llegar a sus hijos en una caja fúnebre.
Pero, ¿cómo justificar los miles de muertos en aquella población árabe? ¿Los miles de niños y mujeres inocentes asesinados por la mala puntería, la impericia o incompetencia de la “inteligencia” del ejército gringo? ¿Cómo se podrá entender la destrucción de miles de años de historia, cultura de la humanidad con los bombardeos indiscriminados sobre las ciudades iraquíes?
¿Es suficiente que Bush se dé tardíamente golpes de pecho y de paso le cargue la culpa a otros?
Pero Bush admite que condujo a una guerra que ha producido resultados devastadores tanto para Irak como para su propio país, por motivos fútiles. ¿Estaría en su sano juicio? ¿Al reportero de ABC, no se le habrá ocurrido pedirle, antes o después no importa, que hiciese el cuatro?
Ello bien parece un genocidio confeso. Y de paso, aboga porque la guerra continúe, solo pensando en su prestigio.
Tarde piaste pajarito. Quienes por estos lados siempre estuvieron prestos a apoyar tus locuras, ahora en sus medios y por intermedio de sus comentaristas mujiquitas y hasta éstos mismos, sin que se les arrugue la cara, te andan condenando. Y por eso también víctimas resultaron de tus locuras, deseo de dominio y manía genocida.

No hay comentarios.: