domingo, octubre 26, 2008

CUBA A TRAVÉS DE LOS OJOS DE CARMEN PACHECO

A mi esposo le habían diagnosticado Cáncer de Próstata y según su médico el Dr. Ramón Volcán, del Hospital del Llanito, los valores del Antígeno Prostático, habían bajado satisfactoriamente, por lo que él consideraba que no era necesario cambiarle el tratamiento de “Bloqueo Hormonal” y que pensaría si dentro de tres meses, que le volvían hacer el examen del Antígeno, necesitaría radiaciones o no. Este diagnóstico, para nosotros era estupendo, ya que quería decir que le estábamos ganando la batalla al Cáncer. Hay una expresión del Dr. Volcán, que nunca se me olvidará: “nadie se muere de Cáncer”.
En reiteradas oportunidades, mi esposo se quejó de dolor en la cadera, la espalda a nivel de las vértebras, piernas y hombro. A lo que el médico contestó que ese no era su ramo, que lo de él era la Próstata y más nada, que debía consultar con otros médicos sobre esas dolencias. Que lo más probable se trataba de una Osteopenia.
A los pocos días de haberle diagnosticado Cáncer, le da Dengue Hemorrágico, estuvimos en el Hospital el Llanito, buscando a su médico, al encontrarlo, lo único que dijo es que eso no tenía nada que ver con el Cáncer y le recetó unas pastillas y siguió su camino.
Viendo que la fiebre seguía elevada a 40°, nos dirigimos al CDI de Chuao, donde, al ver los síntomas que llevaba, le mandaron hacer exámenes y lo hospitalizaron de inmediato. Recluyéndolo en un cuarto, donde había 2 personas más con el mismo mal. A los tres los pusieron bajo mosquiteros, para aislarlos de posibles picadas y de esa forma no contagiarían a otras personas.
El tratamiento fue tan efectivo que en tres semanas, ya sus valores empezaban a subir y pronto se restableció, por supuesto que en ese tiempo no pudo seguir con el tratamiento del Cáncer y estuvo como un mes sin tratamiento.
Al salir del CDI, pudo empezar su proceso de pastillas e inyecciones contra el Cáncer. Bajó de peso y su hígado sufrió un poco la envestida del Dengue, pero seguimos luchando.
Ya habíamos introducido los papeles al Convenio, porque necesitábamos otro diagnóstico, el médico que lo estaba viendo ya no nos brindaba confianza.
Y nuestras oraciones fueron oídas. Un día nos llamaron para darnos la noticia, que habíamos sido aceptados en el Convenio Cuba – Venezuela, nos miramos a los ojos, incrédulos ya que hay tantas personas esperando por este llamado, que brincamos de felicidad.
Fuimos a la cita que nos hicieron en el Palacio Blanco y empezaron los arreglos de los pasaportes, cosa que se hizo satisfactoriamente.
En casa preparamos las cosas que necesitábamos para nuestro viaje y compramos las que necesitábamos y esperamos el día.
Al fin nos llegó el día de partir hacia cuba, un 23 de abril del 2008. Los nervios estaban a flor de piel. Nos despertamos a las 4 am, ya que debíamos estar en el sitio de encuentro a las 5:30am el hijo de Jouseff nos llevó al sitio bien temprano y para sorpresa nuestra, ya habían bastantes personas con sus maletas y esperanzas.
No pudimos entrar al Palacio, porque estaba siendo utilizado en esos momentos, pero arreglaron todo para recibirnos en la puerta dos (2) y la recepción que nos dieron fue digna de personas importantes. Nos dieron sus buenos deseos, de que todo nos saliera bien y que regresáramos curados de todas nuestras dolencias.
Nos trasladaron en autobuses auto pulman, todo transcurría en un ambiente de alegría rumbo al aeropuerto Internacional de Maiquetía, allí esperamos ilusionados el momento de partir a Cuba, un sitio que solamente sabíamos de él porque estaba en el mapa y oíamos muchas cosas positivas y negativas. Puedo decirles, que íbamos con la incertidumbre de cómo sería el sitio donde nos albergarían, eso para nosotros era una incógnita, pero no nos importaba ya que a lo que veníamos era a buscar la salud de mi esposo. Nosotros nos mirábamos todavía incrédulos de lo que estábamos viviendo, llegamos a pellizcarnos para constatar que no era un sueño.
En medio de nuestra felicidad, no pude dejar de oír expresiones de personas, que solo pensaban, en cómo le sacarían provecho a ese viaje.
Esperando la llamada de abordaje, pude oír a unas señoras, que por sus pintas, eran de una posición acomodada, o por lo menos, no eran pueblo agradecido. Una de ellas le pregunta a la otra: -Oye, te inscribiste en la Misión José Gregorio Hernández- Y la otra le contesta – no-.
A lo que ésta le replica, -no seas tonta, si te inscribes, te dan una beca, por lo menos te sirve para ir al Bingo-
Que tristeza dan esas personas, que no acaban de entender la realidad del venezolano, que mientras ellas espera sacarles provecho comercial a las Misiones, otros, le dan el justo valor al trato que se nos da para curar nuestros males del cuerpo.
Parecíamos un grupo de preescolares, ante un paseo, muy esperado.
Al fin abordamos el avión Aerolíneas Cubanas, entre risas y consignas. Unos iban nerviosos ya que nunca se habían montado en un avión y para ellos, era otra novedad más que comentar en los días subsiguientes. El vuelo transcurrió en santa paz, no tuvimos ningún inconveniente que comentar. Lo único que puedo decir, es que fuimos atendidos por 4 sobrecargos muy eficientes y muy cariñosos.

En el Palacio de Miraflores

Felices por esta maravillosa oportunidad.

Foto con Johnny Ramos en el Aeropuerto, donde recibió una placa
Cuando supimos que sobrevolábamos La Isla, empecé a tomar fotos, no quería que se me olvidara ningún detalle de mi primera visita a Cuba.

Nuestra primera imagen de Cuba desde el avión

Mi esposo feliz de llegar a Cuba

Mi esposo señalando el triunfo de nuestro sueño.

En el Aeropuerto Internacional José Martí – Habana
Al aterrizar, Jouseff y yo nos abrazamos de felicidad, sabiendo que ya llevábamos ganado el 35% de la batalla, a este enemigo declarado. Nos bastaba con saber, que los soldados de Martí y Fidel, estaban de nuestro lado para vencerlo.
Nos recibieron y nos condujeron a los autobuses que nos dejarían, a cada uno, en los hoteles que nos correspondía llegar. Los autobuses son de primera, no había ninguna queja hasta los momentos.

Autobuses de lujo, esperando por los que estábamos llegando.

Feliz del recibimiento que se nos hacía y estupefacta por ello.
. Tomando el paisaje que se nos ofrecía de Cuba.

Llegando al hotel Bello Caribe, con una cara de cansancio total.
A nuestra llegada, en el Hotel Bello Caribe, nos sorprendieron con un recibimiento, entre los pacientes y el personal del hotel. Dicho hotel tiene 18 años construidos y fue inaugurado con el Comandante Fidel Castro.

Mi esposo en la habitación, desempacando

Nunca nos faltó la palabra de nuestro Presidente
El Hotel Bello Caribe, uno de los tantos hoteles que han sido habilitados como clínica, donde en cada piso existe un equipo de enfermeras con su médico.
Al otro día de haber llegado, comienzan los chequeos médicos
Fuimos alojados en una habitación con dos camas matrimoniales, aire acondicionado, televisor con cable, en resumen, un hotel 4 estrellas.
Dos veces a la semana, nos retiran la ropa sucia y la lavan, a los tres días nos las devuelven, dobladitas y limpias. El cambio de sábanas, lo hacen un día por medio, las toallas diariamente. Tenemos un comedor con un grupo de camareros(as), el equipo de cocina con su Chef. La comida, en cuanto a su sazón, es distinta a la nuestra, pero tiene buen sabor.
Los encargados del comedor, nos recibieron con los brazos abiertos.

El grupo de cocina de Bello Caribe

Se siente el cariño cubano

El tren de camareros y camareras del Hotel Bello Caribe


Mi esposo degustando su primera comida cubana
La variedad era impresionante

Parte del comedor de Bello Caribe


Otro Restaurant que tiene el Hotel, aunque en estos momentos no está en servicio.
Lo primero que le hicieron, fue un examen completo de sangre, al igual al acompañante. Pasaron unos días, donde no teníamos que ir al médico, ni hacerse algún examen. Aprovechamos y Salimos a conocer algo de este país.
Un domingo, que nunca se me olvidará, salimos un grupo, con la idea de ir a la playa más cercana, ya habíamos hecho amistad con personas que estaban en lo mismo que nosotros, con alguna enfermedad que necesitábamos nos fuera curada. Ese día nos reunimos y nos fuimos caminando, ya que nos habían dicho que no nos quedaba tan lejos el Club Náutico, una de las personas que nos acompañaba, dijo tener la forma de entrar al Club, sin ningún problema. Cuando nos aprestábamos a cruzar por una redoma, nuestra mayor sorpresa fue que un hombre tenía su toro pastando, en las inmediaciones, el animal se le soltó al dueño y se nos fue encima. Todos quedamos petrificados, unos gritaban y se escondían detrás del otro. En mi miedo, volteo a ver a mi esposo y es cuando me percato, que viste una camisa “Roja Rojita”. El animal seguía su trayectoria, cuando le grito “quítate la camisa”. El trataba de desabotonársela, pero no atinaba a lograr que los botones salieran de sus ojales. Cuando lo logra y se quita la camisa, hace un movimiento que denotaba la intensión de torear al toro. Mis ojos se me querían salir y el corazón parecía un caballo desbocado. Eso me parecía muy valiente de su parte, pero a la vez muy riesgoso. Sin embargo, el orgullo y la satisfacción, de tener un hombre a mi lado, que a pesar del miedo que sentía, optó por enfrentar el peligro, al estilo Cordobés, hizo que esa luz de amor que hay en mí por él, brillara de tal forma, que sentí que se multiplicaba mi fe en el hombre que escogí para amar. Pienso que si el animal no se hubiese detenido a tiempo, hubiéramos tenido una faena de altura, porque cuando mi esposo se propone hacer algo, su lema es “hacerlo mejor que cualquiera”, ese es el hombre por el cual estoy luchado por mantener a mi lado, poniéndome o tratando de estar a su altura, en cuanto a empuje y decisión de vivir.
Llegamos al Club Náutico y la persona que, según era el que nos iba a hacer entrar, no logró nada. Hasta que conversé con la persona que daba el acceso al lugar y lo convencí siempre y cuando no nos bañáramos.

En la entrada del Club Náutico

Con unos amigos venezolanos

Vista de las áreas del Club Náutico
La salida fue maravillosa, a pesar de no haber podido bañarnos en la playa, pero nos pareció suficiente, con haber visto de cerca las playas cubanas.
Regresamos al hotel, para descansar y organizar nuestras cosas. El sitio tiene una persona que se encarga de las actividades, para la distracción de los pacientes. Su nombre es Amauris, un chico bastante amable y con mucha energía.

Amauris programando las actividades.

Hotel Bello Caribe
La semana comienza con exámenes, los pacientes son trasladados a La Pradera y de ahí son colocados en los distintos hospitales o clínicas, según su patología.

Esta es la entrada, en el Hotel La Pradera de las ambulancias y autobuses, que dejan o recogen a los pacientes, para llevarlos a sus consultas médicas

Ambulancia para pacientes en tránsito

Ambulancias especiales para el traslado de personas en sillas de rueda
El sábado, lo tuvimos libre y salimos a La Habana, con un grupo que ya llevaba de 6 a 8 meses en La Isla, por lo que nos sirvieron de guías.
Pude conversar con varios cubanos, o sea, pueblo y me dijeron que sentían que Fidel estuviera enfermo, pero que ya el llevó la Revolución a buen puerto y que estaban contentos con Raúl Castro, que éste era fuerte en sus convicciones y abierto a la superación del pueblo, en la tecnología.

En mi salida pude observar, que el cubano, no se detiene para transportarse



Edificios muy parecidos a los nuestros

El zapatero del vecindario

Con una venezolana, conociendo la verdad del cubano

Niños cubanos, ruchándose las metras

La libre escogencia, en cuanto a creencias, es respetada, como se puede observar con esta capilla, a la que asisten sus feligreses tranquilamente a recibir la palabra de Dios.



En mi recorrido, pude observar algunas edificaciones y vialidad. Hasta los momentos, no dicta ninguna diferencia entre nuestro país y Cuba, en cuanto a vías rurales, tienen autopistas grandes, donde se puede observar la escasez de tráfico.
En lo habitacional. En La Habana vieja, existen edificios de hasta 8 pisos y casas de la época de La Colonia, todavía mantienen su hermosura y prestigio, a pesar del paso de los años y de la falta de mantenimiento de algunas. Existen casas humildes y otras bien arregladas en el mismo sector.


Me enteré con una cubana, que el estado, les da neveras, cocina, televisor, entre otras y luego, si ameritan comprar otro de estos artefactos, lo hacen por sus propios medios.
Sus universidades son una belleza arquitectónica, sus hospitales, algunos remozados, ya que son de épocas anteriores, pero que mantienen su elegancia.

En el poco tiempo que llevamos en Cuba, hemos conocido historias espeluznantes, como también otras que nos permiten ver la fe que el venezolano le tiene a su Presidente y al Convenio Cuba – Venezuela.
Para el lunes 26 nos tomaron una muestra de sangre, llamada La Gota Gruesa, es donde nos pinchan un dedo.
La Dra. Ana Libia es la que está encargada de la atención de mi esposo. Lo visitó el lunes para hacerle su historia clínica. Le mandó una serie de exámenes, relacionados con su enfermedad.

El martes estuvimos en La Pradera, donde pude tomar fotos de algunas partes de esa hermosa infraestructura.



En ese sitio, tomamos otro autobús o “Guagua”, como le dicen por estos lados, que nos llevó al Hospital Militar. En ese sitio le realizaron dos exámenes importantes, para saber el estado en que se encontraba el Cáncer. Todo el tiempo estuvimos acompañados por enfermeras, que nos ayudaban en este recorrido de salud.
Terminamos antes de las 12M y nos llevaron de regreso al hotel.

El acompañante, si requiere de algún tratamiento, es atendido inmediatamente, siendo absorbidos por el Convenio, para mejorar nuestra salud.
En este momento, nos acaban de dar una orden para que mañana le realicen un “Eco cardiograma” en el Centro Hospitalario “CIMEQ”. Esto es maravilloso, la rapidez con que están sucediendo las cosas.
Cual no es mi sorpresa, cuando me encontraba terminando de almorzar, mi esposo, apurado y con una cara de sorpresa, me incita a salir rápido del comedor, ya que nos habían cambiado al Centro Internacional La Pradera. El Oncólogo solicitó nuestra transferencia a ese centro, para así poder tratar a mi esposo más cerca.
La despedida fue como todo adiós, triste ya que habíamos conocido personas que fueron muy amables con nosotros en todo momento. Los abrazos y los buenos deseos y la promesa de volver a vernos, mientras siguiéramos en esta tierra, llena de tanta calidez humana.
El sitio a donde nos trasladaron, era una delicia. Un hotel 5 estrellas, hasta la fecha no hemos tenido tiempo de recorrerlo en su totalidad.

La habitación, es todavía mejor que la otra en Bello Caribe. Estamos alojados en una casa con tres habitaciones, dos son para pacientes que requieran mayor atención y la otra es donde se administra el tratamiento, según la patología del paciente. Consta de tres Licenciadas en Enfermería: Lic. Janette (jefa de enfermeras), Lic. Gilka y la Lic. Aibe.



Hoy es sábado 31 de mayo, tenemos el fin de semana libre, debemos regresar antes de las 10pm, siempre y cuando no tengamos algún tratamiento que haya que cumplírsele a mi esposo o rehabilitación que hacer. Salimos con el autobús que nos tienen destinado para llevarnos hasta el casco de La Habana y de ahí nos quedamos por nuestra cuenta.
La Isla conserva, esas construcciones coloniales y aunque les falta, a algunas, mantenimiento, no dejan de ser hermosas.


La sorpresa fue que en nuestro recorrido, nos conseguimos con una delegación de La Misión Ribas, de distintas partes de Venezuela.
Llenaban las calles y librerías, con sus franelas y gorras rojas, trayendo la alegría del revolucionario venezolano, que intenta mejorar sus conocimientos y vivencias, a través de esta visita, que le hacen a La Cuba de ensueños.
Luego de comprar, una buena cantidad de libros, para leerlos en nuestra estadía y otros para obsequiarlos a nuestros familiares y amigos y de esa forma llevarles la historia de Cuba. Con los testimonios del cubano que vivió y sigue viviendo los atropellos del Imperialismo, con la anuencia de países, que le han dado la espalda a un pueblo que se niega a volver a la esclavitud.
Por estar, aún, sin tratamiento y dietas especiales, entramos a un lugar de La Habana vieja llamado “La Zaragozana”. Ahí nos comimos una paella pequeña, para degustar la sazón del sitio. En el lugar conocimos a un cubano de 72 años de edad y con 25 ofreciéndole al turista las historias de sus vivencias, a lo largo de su vida en Cuba. Nos habló de las personalidades, que a lo largo de sus años de trabajo, en dicho restaurant, han pasado. Nos dijo que por allí estuvo, el hoy Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, el poeta Federico García Lorca, entre otros. Comentó que Fidel Castro, vivió a unas casas del lugar.
Relata, que en Cuba, hasta que La Unión Soviética cayó, los cubanos vivían sin mayores problemas, ahora su más importante requerimiento, es la alimentación, porque lo que es la salud y la educación, la tienen controlada.
Dice de la necesidad de que el pueblo, se aboque más a la agricultura. “Hay que sembrar con urgencia” (…). “ Por esta situación es que hemos tenido que abrir más nuestras fronteras al turismo, pero esto lo que nos ha traído son vicios de otros países, droga, violencia, malos ejemplos para nuestra juventud, pero el país necesita las divisas que se adquieren a través del turismo” (…).
Habló muy bien de nuestro Presidente, elogiando su forma de ser, humanista y exigiéndonos que lo cuidemos, que “él es muy dado a no hacerlo”.
Nos despedimos, con la certeza de que volveríamos a ese lugar, para seguir nutriéndonos de sus conocimientos, acerca de su revolución Cubana.

Cuando salimos del sitio, nos dirigimos a la parada de autobuses para tomar el bus que nos llevaría a la playa. Nos montamos en una “guagua”, que nos llevó a otro sitio. La experiencia fue gratificante, conocimos de piel a piel, al pueblo cubano, gente alegre y muy cordial, que rieron al ver que habíamos tomado el autobús equivocado. No nos quedó otra cosa que disfrutar del viaje hacia la parte oeste playera. Recorrimos alrededor de 2 horas para llegar a Guanabo, el paisaje está lleno de extensa cantidad de tierra, que parecen aptas para cualquier cosa que sirva al pueblo.
Bueno, el regreso fue fácil y al fin llegamos al hotel, sin más contratiempos.
El lunes comenzaron los exámenes, ha tenido 3 de ellos en un día.


La semana ha transcurrido entre médicos y viajes a los diversos hospitales, que tratan lo que tiene mi esposo. Aunque la verdad sea dicha, lo han examinado desde los ojos, hasta las uñas de los piés.
Nuestra estadía, en el tiempo que va, ha sido placentera y llena de mucho asombro, en cuanto a mis compatriotas se refiere.
No puedo dejar de traer a colación, el comportamiento de algunos de ellos en los dos sitios que hemos estado.
En el Bello Caribe, hermoso hotel, las personas que en él trabajan, son muy atentos y coordiales. Nuestra gente abusa del Convenio. Hay que verlos en el Restaurant, se sirven como si la comida se fuera acabar o tuvieran la noticia de que el mundo se termina y arremeten con fiereza las bandejas de comida y no toman encuenta al compatriota que viene detrás de ellos, que tambien necesitan alimentarse con los alimentos maravillosamente sazonados, por el personal cubano.
Gozamos del servicio de lavandería, cada 3 día nos recoben la ropa sucia, la marcan con el número de habitación y al tercer día nos la entregan limpia.
Sin embargo, mis conterráneos, lavan pantalones, franelas, ropa íntima y la cuelgan en las ventanas que dan al frente del hotel. Esto le dá una vista de marginalidad completa a un hotel que se enorgullece de ser uno de los buenos hoteles que existen en la Isla. El personal del hotel han hablado con ellos para evitar ese comportamiento, pero es inutil, se sienten “guapos y apoyados”, hasta dicen que en Cuba tienen que aceptarlos tal y como son, por que Chávez paga con “petróleo”. Por supuesto que este comentario cae mal, tanto a personas que tienen otro comportamiento y al pueblo cubano, ya que siendo justos, el amor con que estamos siendo atendidos, no tiene valor monetario alguno. No hay barril de petróleo que pague ese sentimiento de solidaridad, la educación, la empatía, que este pueblo ha tenido con nosotros.
Pero no nos es suficiente y exigimos más y no valoramos el tremendo esfuerzo que este pueblo está haciendo por atendernos.
Los cubanos, han tenido que sacar médicos de sus hospitales para atender la cantidad de personas que vienen, no solo de Venezuela, de distintas partes del mundo. Ese sacrificio hay que verlo, ya que si en un hospital tenían 4 médicos, se quedaron con 2 y la población es grande, pero lo más hermoso, es que están dispuesto hacerlo, por ese don de generosidad extrema que tienen. Este pueblo, tiene que multiplicar sus atenciones, por que además de atender sus enfermos, tambien se ocupan de todo el que llega solicitando sus conocimientos y el trabajo es arduo, ni por eso dejan de tener una sonrisa franca y generosa para el que requiera de sus servicios. Lo menos que podemos hacer es comportarnos educadamente, apreciar el buen trato que nos dan y valorar la política socialista en que estamos enrrumbados con nuestro Presidente Hugo Rafael Chávez Frías.
En La Pradera, conocimos al Dr. Camilo Otero, nos recibió con mucho cariño y le planteamos lo de mi esposo y nos refirió al Dr. Ruben Elzaurdin Mora, Oncólogo. Un hombre bastante joven, para sus conocimientos en la materia. Este médico solicitó que fueramos trasladados a la casa 4 , que es donde tiene su consultorio y así vigilar más de cerca de mi esposo.

Dr. Camilo en La Pradera

El Dr. Rubén, Oncólogo y mi esposo
Le mandó hacer todos los exámenes, de nuevo, con ecpción de la biopsia. Le consiguieron una pequeña mancha en el brazo y lo remitió al Dermatólogo. Éste lo auscultó desde el pelo de la cabeza hasta las uñas de los piés y consiguió unas manchas en la cara, mano y pecho, por lo que lo refirió a un Instituto donde le quemarían con frío, en menos de 5 minutos las manchas.
Le siguen haciendo exámenes, de los que hasta la fecha ha salido bien.
Recorrimos La Habana, de nuevo, a conocer la realidad del cubano. Hemos conocido al pueblo de distintos sectores. Los que darían su vida por La Patria y por Fidel y los que adversan al gobierno. Les comento que para la fecha, son más los que están dispuestos a tomar un fusil, si fuera necesario, para defender su forma de vida.
Algunos dirán, no es posible que el cubano esté feliz de vivir con lo poco que tiene y les entiendo, por que hay que venir a Cuba y oir los testimonios del pueblo. En su lucha, que no ha terminado contra el que los quiere doblegar, desde hace años y que por eso ha tratado de que mueran de hambre y enfermedades. Pero aprendí, que la dignidad no se compra en un MCDONALD´S, se defiende con ideas y si es necesario, con su sangre.
En este sitio conocí a Célida, una mujer muy alegre y abierta, todos la quieren y respetan. Conversando con ella, supimos que es Bióloga, con razón, su palabra bien colocada en las conversaciones que manteníamos.
Nos cuenta de las lucha del cubano y del por que de su forma de vida. Célida trabaja en la vigilanciay custodia de parte del Centro de Salud, pero en la parte de Ozono.
Le pregunté, del porqué no estaba en un laboratorio y contestó, “me gusta donde estoy ahora, disfruto de la naturaleza y de conocer a mucha gente y por supuesto, estoy donde se me necesita, que es lo más importante”

Célida con mi esposo en su sitio de trabajo
Ya llevamos 21 días en esta cautivante Isla. Supe de la existencia de un grupo de personas que habían organizado un Coral, la dirigía la Sra. Alicia Carrillo. Músico y profesora de música. Ella llega a este centro por un accidente vial, por lo que estaba como paciente, pero siendo una mujer tan inquieta e interesada en ayudar a los demás, decidió organizar dicha coral, conjuntamente con otras pacientes. La he visto ayudar al que se le acerca con alguna necesidad. Estuvo en silla de ruedas por un año. Tiene alrededor de 60 años, pero la fuerza que emana esta mujer, la trasmite a todos los que estamos con ella. Sus ojos azules como el cielo, se iluminan cuando dirije nuestras voces. En una presentación que tuvimos en los alrrededores de la piscina, la energía que de ella emanaba en ese momento, era tan fuerte y envolvente, que nos hacía cantar con mucha alegría. Es así como conozco de la existencia de este grupo musical, el cual me ayudó a pasar momentos intensos de la terapia de mi esposo.

Coral “Cantores de la Pradera”

Yo, primera a la izquierda con cuatro
Un día, cuando ensayábamos, se presentaron cinco (5) niños y un adulto, madre de uno de ellos, con la exigencia de que se les permitiera participar en la coral, nos pareció maravilloso ver a esos niños, que por ser pacientes, querían olvidar, como todos los que allí estábamos, su enfermedad y sus miserias, para dar paso a algo que siempre quisieron hacer y que en el medio donde han vivido, se les ha hecho imposible. Muchos de ellos, han tenido que lidiar con su incapacidad, por haber nacido con ella y otros, por cosas del destino, que los llevó a estar amarrados a una silla de rueda o una muleta.
La presentación que tuvimos con ellos, fue espectacular. Las personas aplaudieron y gritaron a más no poder. Felicitando a la profesora, por haver tomado en cuenta a los niños. Hoy cuando veo alguno de ellos, por los pasillos o en la consulta, lo primero que me preguntan es -Sra. Carmen, -hoy tenemos ensayo, verdad?-
Existía una inquietud en mi esposo, por que le habían quitado el tratamiento que traía de Venezuela. Hablé con la Jefa de enfermeras Lic. Janette acerca de esto y lo remitieron a una consulta con un Psicólogo, estuvo en tratamiento un tiempo, luego él mismo se dio de alta.
Hago un alto en el relato, para comentarles un episodio que vivimos, un día que regresábamos a La Pradera en autobús popular. La Guagua estaba a reventar de la gente que tenía adentro, ya que era la hora pico, la temperatura a 32º, cuando pasó a mi lado alguien gritando “abran paso hay un herido”. Era un doctor que se encontraba en la unidad y se dirigía atender a un joven que se había desmayado en el piso del bus. El muchacho no reaccionó hasta que pasaron algunos minutos. El doctor, hombre joven, llevava su bata de médico. Lo aoscultaba con mucha mística, cuando gritó: “alguien que le dé un dulce” los pasajeros preocupados por el infortunado muchaco, de procedencia bracilera, sacaron un caramelo y se lo dieron.
Em médico no se apartó ni un momento del joven, creo que se le pasó su parada, pero continuaba observando al chico. Le chequeaba el pulso y poco a poco fue volviendo en él. En eso nos llegó el momento de bajarnos y los dejamos en esa comunión entre médico y paciente.
Nuestro comentario fue de sorpresa, al ver la solidaridad que tiene este pueblo con sus congéneres.
Hoy 21 de junio del 2008, el doctor Ruben (Oncólogo), se reunió con nosotros, para conversar sobre los resultados del Gammagrama Óseo. Las noticias eran desalentadoras. Nos comentó que el Antígeno Prostátco, lo tenía en 0.23, eso era maravilloso ya que se acercaba al valor exacto que es cero (0). Pero que la enfermedad se estaba extendiendo, en pocas palabras tenía METÁSTASI OSEA y que esto venía desde el año pasado. Ese fue un golpe bajo, ya que nunca pensamos que esto pasaría por que en el Domingo Luisiani, del Llanito, el Dr. Volcán, que seguía el proceso de la enfermedad, a traves, solamente, por el examen del Antígeno Prostático. Nunca se dieron cuenta que ya el Cáncer se estaba esparciendo a tal punto, que lo tiene en el hombro derecho, pierna derecha, torax, rodilla. En Venezuela, en muchas ocaciones, mi esposo le comentó al Dr. Volcán, que le dolía mucho la espalda, la pierna, la cadera. A lo que el galeno le contestaba, que sería por una Ostopénia que aparecía en las radiografias, pero que el lo único que le interesaba era La Próstata, que de lo demás, mi esposo tenía que buscar especialistas, ya que de Cáncer de Próstata no se moría nadie, que sería de otra cosa, pero de eso no.
El proceso para el ataque a este enemigo, que de una forma silenciosa y traicionera sigue su camino, comensaría con un tratamiento de Químio el próximo miercoles 25-06 y así ponerle un hasta aquí al Cáncer.
Confiezo que la situación es delicada, pero cuento con que salgamos airosos.
La nutricionista ya lo visitó y le puso una dieta rica en vegetales, granos, cereal, carnes blancas, frutas que no contengan mucho azucar. Nos reveló que para los pacientes con Cáncer, les quitan la leche, los dulces, café, embutidos. Bueno enpezamos una nueva etapa en nuestras vidas, que Dios nos ayude, que en Cuba están haciendo lo suyo.


Tambien he recibido atención médica, ya que me hicieron una densimetría ósea y consiguieron ostopénia bastante avanzada, la que me ha traido dolores en las piernas y cadera. El médico me mandó a caminar, bajar de peso y me etán dando calcio con vitamina D, vitamina e PPG, lo que quiero dejar plasmado aquí, es que este Convenio se interesa por la salud del acompañante, ya que somos importantes para la recuperación del paciente.


El 4 de julio, nos dieron una charla del por qué se perdió La Primera República y en la noche a eso de las 7pm, personalidades de La Embajada de Venezuela, conjuntamente con los representates del Convenio Cuba – Venezuela, el director de La Pradera Dr. Llerena y el Presidente del Banco Industrial, dieron donaciones de sillas de ruedad especializadas, bastones, entre otras.
Luego más tarde se presentaron Cecilia Todd e Ivan Pérez Rossi de Serenata Guayaneza. Nos trajeron un pedacito de nuestra Patria entre sus canciones venezolanas. Deleitaron con varias piezas. Venezolana de televición, grabó el acto y La Periodista María Teresa Gutierrez entrevistó algunos pacientes y al Dr. Llerena.
La vida transcurre entre médicos y enfermeras, lectura. Escribimos y tratamos de conocer más acerca del movimiento del Convenio.
Mi esposo en este momento, ha desidido escribir un libro, que hable de testimonios de venezolanos que participan en este Convenio y lo tituló “Un convenio par la vida”.

Algo que no puedo dejar de mencionar, es que el venezolanos tiene que pensar en serio, la posibilidad de perder este Convenio, gracias a su mal comportamiento. Sería interesante, tomar, el personal del Convenio, en cuenta el perfil de las personas que incluyen. La idea no es excluir, no es lo que dice nuestra revolución socialista, es hacer un estudio de las personas que vienen, ya que se han producido escándalos, robos, peleas, deterioros a los inmuebles de los hoteles. Este es el miedo que tenemos, que alguien se canse y diga “HASTA HOY”. Antes teníamos más beneficios en Cuba, tarjeta telefónica, dos días para salir a pasear, entre otras. Y eso lo hemos estado perdiendo, debido al mal comportamiento del venezolano, que no entienden que a lo que vienen es a sanarse o a acompañar a un paciente. Que como en todas partes que vamos, tenemos que apegarnos a las leyes del sitio, llámese casa de un amigo, iglesia, restaurante, entre otras.
Así, como he comentado que han llegado venezolanos y han abusado del Convenio, también tengo que señalar que he conocido cubanos que nos han demostrado odio y malversación. Han sido groseros y prepotentes. Gracias a Dios, son más las personas, cubanas, positivas que las pocas negativas que hemos conocido. Es solo que al estar fuera de tu País, nos sentimos vulnerables a cualquier desdén.
Han seguido colocándole la quimio. Es un hombre fuerte, ya que he sabido de algunos que no aguantan los efectos secundarios y abandonan. Pero él, sigue decidido a vencer.
En la tercera quimio, se le cayó el pelo, a pesar de estar “preparado” para ese evento, su respuesta a él fue de impotencia ante la respuesta de su cuerpo al medicamento. Pero vuelvo y repito, se recuperó rápido y siguió escribiendo.


La Doctora Helena Montero revizando la terminología médica del libro
Como siempre está de buen humor, hace bromas con las enfermeras, la desición de ganarle a la enfermedad lo lleva acostarse en esa cama, dispuesto a recibir ese líquido, que atravesará su cuerpo de arriba abajo.
Logré hacerle comida, en casa de la Profesora Alicia Carrillo (directora de la coral), el agradecimiento, que sentimos hacia esta persona, es tal, que no hay palabras como describirlo, solo digo “Dios la bendiga”, en la recuperación de mi esposo, ella fue una ficha muy importante, por que pude darle comida que a él le gustaba o la única que podía pasar.
El 2 de septiembre, recibió la 4ta. Quimio. Al principio no tenía ningún efecto y se sentía muy bien, pero al 2do. Día, arreciaron los dolores, sobre todo en las piernas y por primera vez pidió calmantes.
Nos llegó el Huracán Gustav, nunca habíamos conocido de cerca un fenómeno meteorológico como ése y estábamos excitados. El quería verlo en acción y quedó frustrado por que no fue lo fuerte que habían vaticinado. El cubano, daba gracias de que no hubiese llegado tan fuerte, por que ellos tienen una alta experiencia en esas lides. Sin embargo el Huracán desbastó, tumbó, acabó con casas, postes de luz, entre otras.
Ya estaban destinando sus fuerzas para arreglar lo que había sido derrumbado, cuando nos avisan que nos viene otro, el Ike, con categoría 4.
El personal del Centro, nos reunieron e indicaron como teníamos que comportamos. El alimento nunca faltó, al igual que el agua potable, el jugo, las llamadas de Venezuela que preguntaban sobre la situación de sus parientes.
Este Huracán ha dejado más destrozos que el Gustav. De lo que más se jactan los cubanos, es de que en esos fenómenos hay una cantidad mínima de fallecidos, ya que tienen una organización tan precisa, que al solo llamado del departamento climatológico, con el Dr. Rubiera que mantenía a la población, con noticias exactas.
Otra cosa que lo cubanos aprovechan de los Huracanes, son sus aguas, ya que las represan y las comunican como vasos comunicantes, para usar las aguas, posteriormente, para el consumo humano y actividades agrícolas en épocas de sequía.
Ha pasado el tiempo requerido, después de la última quimio, estamos en plenos exámenes, que nos dirán si el tratamiento ha sido un éxito.
Pasaron 2 semanas y estamos frente al Dr. Rubén, para saber de los resultados.
Nos sentamos frente al Médico, esperando con ansias su sentencia, cuando con una sonrisa nos dice: “Sr. Jouseff, la enfermedad ha sido detenida, sus huesos no tienen vestigios de cáncer. Por lo que puede irse a su País y regresar en 3 meses para reconsulta, claro con un tratamiento de una pastilla diaria y algunas recomendaciones médicas.
La alegría no nos cabía en el pecho, brincamos y lloramos, bueno lloré yo, de alegría. Nos abrazamos al Médico y le agradecimos su acierto con el tratamiento.
Salimos de ese consultorio, felices y diciéndole a todo aquel que nos encontrábamos, que habíamos ganado la batalla.
Se nos programó el viaje de regreso, para dentro de 3 días. Por lo que salimos el 9 de octubre para nuestra hermoso País.
Hoy les doy las gracias a todos los que contribuyeron a la mejoría de mi esposo. A las enfermeras, médicos, laboratorista, cocineros, camareras(os), recepcionistas, custodios(as), choferes, jardineros (que nos ayudaron consiguiéndonos agua de coco, para mantenerle las plaquetas altas, ya que con la quicio, se le bajaban), electricistas, a todos los que ayudaron hacer nuestra estadía placentera y reconfortante, a La Dra. Laura, Dr. Llerena, el personal del Convenio, a esos amigos cubanos que nos brindaron su amistad y empatía.
¡¡¡GRACIAS!!!
No lo hubiésemos logrado sin ustedes.
Salimos a comprar algunos recuerdos para nuestros hijos y nietos y estas son algunas fotos de ese momento








¡¡PATRIA SOCIALISMO O MUERTE!!
¡¡¡VENCEREMOS!!!

Carmen Pacheco






















Como un humilde y sincero reconocimiento
A todos esos Apóstoles de La Paz y del Amor,
Que luchan con denuedo para devolverle la salud y la felicidad
A ese contingente de venezolanos,
Que conforman la alianza de sueños y fantasías,
Que tuvieron Hugo y Fidel para crear el Convenio de salud Cuba - Venezuela


Jouseff Kan P.

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