domingo, julio 06, 2008

INGRID BETANCOURT TU DESTINO ES EL FUTURO DE COLOMBIA

ENVIADO POR
LISSETTE BUSTAMANTE

La noticia irrumpió en todos los idiomas posibles; se convirtió en eco la palabra deseada durante más de seis años: Rescatada. Entretanto en Miami un tremendo aguacero parecía que anunciaba el paso de un tornado. Caminaba por la 7 Street del NW cuando una señora lanza un grito: “¡Ay Diosito por fin haces Justicia!” No imaginaba el aguacero de noticias que la tarde prometía. Desde el último 2 de julio me deleito en el sabor y la profunda libertad que Ingrid debe sentir. Me envolvieron los recuerdos.

Ahora lamento no conservar aquella agenda donde anoté el día, la hora y el lugar. Corría el año 2002, sería algo así como finales de enero, primeros días de febrero cuando entrevisté a la protagonista de estos tiempos agitados por los disparos de la economía.

Ha sido una historia de sueños, mujeres y política que quién sabe si arrastradas por el destino, un hado que está más allá incluso de la voluntad de los hombres y de los deseos de los propios dioses, provocan ahora un sentimiento de satisfacción. En general, es interesante ver cómo las personas que entrevisto se convierten en personajes de gran resonancia. Por supuesto, en el caso de Ingrid su reconocimiento internacional se debe al cruel secuestro del que fue víctima semanas después de nuestra entrevista. Desde entonces se convirtió en una de las personas que más he buscado para saber su destino. Un amigo me escribía desde Madrid: “Es innegable que tu olfato periodístico permitió que la detectaras entre el montón y diste con el premio gordo aunque, maldita la gracia de la ‘fama’”.

Fueron muchas las razones que me llevaron a insistir en aquella entrevista. Los comentarios y descalificaciones sobre sus actos e intervenciones públicas. Mujer y Política es un trago difícil de pasar, porque no pasa inadvertida ni antes ni ahora, a pesar de que no viste ropas caras, ni anda repleta de joyas, es ella, sin más. Tiene grandes cualidades de líder y atrae por su talento. Es honesta consigo misma y no se oculta; no es mezquina y lo ha demostrado.

Hoy el mundo presta atención a cada una de sus palabras; hoy el mundo comienza a descubrir a la joven que tras renunciar a su cargo de senadora independiente ecologista, anunció su apuesta por la presidencia en mayo de 2001. Se convirtió en una candidata marginal, que atraía a la prensa extranjera. Los comentarios que la acompañaban en ese tiempo la hacían muy atractiva y única en medio de tanto discurso políticamente correcto, que repetía y aún repiten los políticos. Me senté ante ella y comprobé lo que ya suponía. Tenía y tiene las credenciales intelectuales, morales, así como la entereza, lucidez, las ilusiones y el temple para lograr la presidencia de Colombia.

Desde Madrid, los jefes de la redacción insistían en que buscara a los candidatos más favorecidos por las encuestas, entre ellos al actual mandatario colombiano, Álvaro Uribe. Su candidatura, era una más. Esos días de 2002 transcurrían entre la urgencia y la violencia de los tiempos. Se habían roto las negociaciones de paz entre el gobierno y la guerrilla; Estados Unidos desplegaba sus fuerzas a través del polémico Plan Colombia; cada día se fumigaban campos de cultivo de coca; los más desfavorecidos huían para convertirse en desplazados hacia la capital o buscaban refugio en Ecuador. A la morgue de Bogotá llegaban en ese entonces la mayor cantidad de muertos por actos violentos de toda Latinoamérica. Y ella parecía tan frágil físicamente y a su vez tan valiente. Y repetía: “No más secuestros”.

Gracias a esta profesión tuve la oportunidad de observarla en vivo y en directo. Admiré su fuerza, la convicción de sus palabras y la honestidad de sus argumentos al denunciar la corrupción en el poder colombiano. La sentía cercana y sencilla. Molestaba y aún hoy molesta a hombres poderosos, pero esa es otra historia. Decían que era temeraria, pero ella sabe y lo comentamos que ya de por sí ser controversial es difícil y si a eso le agregas ser mujer y joven, con un estilo renovador y rebelde frente al sistema tradicional y si no se deja manipular por ninguno de los extremos de la política, ¡ya ni les cuento!

No niego mi felicidad por compartir un pedazo de Colombia junto a ella; por recorrer una parte del trayecto que hizo hasta que fue secuestrada el 23 de febrero de 2002. Por estas y otras muchas razones entiendo que hoy Ingrid no pueda creer que después de todo lo que ha sufrido, ahora comience a disfrutar de la felicidad y del triunfo de la vida. ¿Es la misma que conocí? No, Ingrid Betancourt es más fuerte y más humana, es única e irremplazable y su destino es el futuro de Colombia.

Lissette Bustamante
Periodista hispano-cubana que reside en Miami y entrevistó a Ingrid Betancourt en 2002.

Fotos de la autora tomadas en la zona de San Vicente del Caguán. Departamento colombiano de Caquetá, controlado por la guerrilla de las FARC.

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