jueves, julio 10, 2008

ENTREVISTA CON SAMI MOHIELDIN EL HAJ, PERIODISTA DE AL JAZEERA"

"Y si hubiera podido hablar con Bin Laden, lo habría hecho!"

Entrevista con Sami Mohieldin El Haj, periodista de Al Jazeera
Seis años y medio en Guantánamo: «No teníamos ningún derecho, ¡ni
siquiera a la huelga de hambre!»
Caroline Stevan
Le Temps

Traducido por Caty R.

El periodista de Al Jazeera Sami Mohieldin El Haj, ha pasado seis
años y medio en la cárcel estadounidense de Guantánamo, ubicada en
la isla de Cuba. Liberado a principios de mayo, ha viajado a Ginebra
para dar testimonio de su calvario ante las Naciones Unidas.
Ataviado con un traje y corbata impecables a pesar de los 30 grados,
gafas de montura dorada y empuñando un bastón, Sami Mohieldin El Haj
parece un dandi. Hace sólo dos meses se hallaba entre «lo peor de lo
peor», los presos de Guantánamo vestidos con pijamas de color
naranja. El sudanés fue apresado a finales de 2001 mientras hacía un
reportaje en la frontera entre Pakistán y Afganistán para la cadena
de televisión de Qatar Al Jazeera.
Preso durante seis años y medio sin cargos, el periodista está en
Ginebra para presentar su caso ante el Alto Comisario de las
Naciones Unidas para los derechos humanos. Hay un procedimiento en
marcha, gracias a la fundación Alkarama, para que se reconozca el
carácter arbitrario de su encarcelamiento, previo a la actuación
penal.
Háblenos de las circunstancias de su detención en 2001, ¿está
relacionada con su trabajo de periodista?

Dejé Doha –donde trabajaba para Al Jazeera desde hacía dos años– en
octubre de 2001 con el fin de cubrir la guerra de Estados Unidos
contra Afganistán y la caída de los talibanes. Me detuvieron el 15
de diciembre de 2001 en la frontera paquistaní, a pesar de que tenía
todos los papeles en regla. Los propios interrogadores me dijeron
que debía de ser un error, que me liberarían enseguida. En realidad
me detuvieron y he estado en prisión tanto tiempo porque trabajaba
para Al Jazeera y a los estadounidenses no les gusta la forma en que
esta cadena cubre los acontecimientos.

En el marco de sus investigaciones, ¿se entrevistó con talibanes o
con miembros de Al Qaeda?

Sí, me entrevisté con Abu Hafs, considerado el número tres de Al
Qaeda, pero estoy seguro de que mi detención no tiene ninguna
relación con eso. En Afganistán entrevisté a personas de todas las
opiniones, es mi trabajo. ¡Y si hubiera podido hablar con Bin Laden,
lo habría hecho! Durante estos seis años y medio en prisión me
interrogaron más de 200 veces: el 95% de las preguntas giraban en
torno a Al Jazeera. Incluso me propusieron trabajar como espía para
los servicios secretos estadounidenses en mi cadena de televisión.

Le trasladaron a Guantánamo en junio de 2002. ¿En qué condiciones
estuvo prisionero?

¡Estábamos aislados, maltratados y sin ningún derecho, ni siquiera a
la huelga de hambre! Hice varias –la última vez aguanté desde enero
de 2007 hasta mayo de 2008, fecha de mi liberación– pero me hincaban
tubos por la nariz para obligarme a tragar enormes cantidades de
alimento que me provocaban vómitos y diarreas. Y durante
ese «tratamiento», me ataban a una silla de forma que me resultaba
imposible moverme. También nos impedían dormir, dejaban la luz
encendida todo el tiempo, nos metían en celdas heladas, nos
envolvían en banderas estadounidenses e israelíes, pisoteaban el
santo Corán, nos desnudaban y además nos humillaban sexualmente.

Lleva un bastón. ¿Se debe a los maltratos?

Me obligaron a saltar del avión durante un traslado a la prisión de
Bagram y se me rasgaron los ligamentos de la rodilla. Después las
torturas –como obligarnos a estar en cuclillas durante muchas horas–
han originado que no pueda curarme nunca.

¿Qué le ayudó a resistir durante esos seis años y medio?

Los periodistas debemos asumir que tenemos una misión. En 2001,
cuando me fui a cubrir la guerra, dejé a mi mujer y a mi hijo de un
año sabiendo que podrían pegarme un tiro. Era consciente del
peligro. Después, cuando estaba preso, me dije que estaba allí como
testigo, que debía recordarlo todo para poder contarlo después.

¿Tuvo contactos con su familia, con algún abogado, durante la
detención?

Tuve acceso a un abogado a mediados de 2005, un británico que es un
gran luchador por los presos de Guantánamo. En cuanto a mi familia,
tuve algunos contactos gracias al CICR (Comité internacional de la
Cruz Roja ), pero las cartas llegaban de forma irregular, a menudo
con seis meses de retraso, a veces dos años.

¿Cómo explica su liberación?

Existe una gran movilización de ONG y periodistas, también hay un
procedimiento en curso ante la ONU. Eso debió de presionar sobre
Estados Unidos.

¿Cómo vive hoy?

Retomé mi trabajo en Al Jazeera, donde hemos creado un departamento
de derechos humanos del que soy director. También voy a trabajar en
un libro o un documental sobre mi experiencia. Sólo podré olvidarme
de Guantánamo el día que lo cierren. Sigue habiendo 269 personas
encerradas allá. Algunas se han vuelto locas.

Original en francés:
http://www.letemps.ch/template/international.asp?
page=4&article=234984
Caroline Stevan es redactora de la publicación suiza Le Temps.
Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Cubadebate y
Tlaxcala. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición
de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y
la fuente.

No hay comentarios.: